Formas de trabajo y cooperación

En la sociedad guaraní los trabajos agrícolas siguen en forma general de la división sexual. Hay trabajos de hombre y trabajos de mujeres. Desmontar, chaquear, la quema y la chaqueada, pre-carpida y siembra del maíz, recae exclusivamente en el hombre. La siembra de porotos y la cosecha general la hacen más bien las mujeres. Téngase en cuenta que en el mundo guaraní la mujer es la transportadora por antonomasia.
Pero si la división sexual del trabajo puede parecer una cosa ‘natural’, el mismo trabajo entra claramente en la categoría social a través del sistema de cooperación. Es la “faína” o motiro, que siempre ha caracterizado los trabajos del Guaraní y no solamente los agrícolas. Esta forma de cooperación es una verdadera institución reglamentada por hábitos consuetudinarios y prácticas rituales. Parece generalmente una invitación formal que es recibida como obligación a la que hay que acudir. De todos modos el trabajo es realizado en un ambiente festivo donde no faltan bromas y ocurrencias. Parte integrante de esta ‘faína’ en común es también la comida y la bebida de la que provee el invitante. Su mujer recibe la cooperación también en formas de cooperación, aunque en otro tipo de trabajo. El guaraní no desea trabajar solo, aunque no le gusta ser mandado, goza de convidar y ser convidado.

a) Agricultura y cultivos

Los guaraníes pertenecen a una cultura de maíz. Hacen del maíz su dieta principal. Alrededor del maíz gira su vida social y del maíz deriva incluso su prestigio y su poder político. Sin maíz el guaraní está como desnaturalizado.

“cuando los trojes están llenos de maíz el indio es orgulloso y arrogante y le tienen sin cuidado los blancos, la presión o las penas. Si el granero está vacío, es sumiso y desganado.”

La medida de su dominación está dada por la disminución de sus campos de maíz, que fue el motivo principal de su radicación definitiva aquí. Empieza el año con la aparición de las Pléyades, que dan la señal para la siembra. La siembra de maíz (avati-ñoty) se inicia generalmente a mediados de noviembre y puede ir hasta la mitad de enero, aunque puede prolongarse hasta el 2 de febrero. En función de la siembra del maíz está la preparación del chaco (koora), que abarca los meses de mayo y junio. Cuando se ha desmontado un chaco nuevo, está la quema (okai) que suele realizarse al final del tiempo seco, en septiembre y octubre.
Existen 11 variedades de maíz: avati hendi vae o avati, ju-hu, avati-ray, muruchu, kachichi, avati guayeta, avati chore, saimipini.
En febrero ya tienen choclo (avatiky) y comienza el tiempo de abundancia en el que se intensificarán también las relaciones sociales mediante convites y fiestas.
Comidas como maíz: maíz hervido: atiruru; asado: avatipiriri; molido: atikui; en forma de harina: achi, etc.
El maíz se convierte en chicha: kaguijy y kangui. En la chicha se socializa lo más intenso y lo mejor de la vida guaraní. Ser buena mascadora de maíz y buena chichera es una cualidad muy preciada en la mujer.
La pesca y la caza no son importantes. Cultivan: papa dulce, maíz, zapallo, calabazas, frijoles de diversas especies, algodón, urucú, tabaco, tuna, mijo, mandioca, caña para flechas.
El segundo cultivo más importante es el poroto, el cual, es compartido sólo familiarmente. Y el tercer cultivo es el zapallo. También están los cultivos tradicionales como, la yuca, camote, maní, tirigu y la caña dulce.

Se prepara el maíz en todas las formas posibles, por lo que es una monotonía la comida en los guaraníes. Mujeres y hombres comen por separado. Comen primero los hombres, después las mujeres y los niños. No se habla durante la comida.
Considera que el puma y el jaguar son comestibles, pero no comen asnos, mulas, perros, zorros, buitres ni monos.[1]

b) Reciprocidad y convite

El sistema de reciprocidad informa los niveles de la economía guaraní, desde la producción hasta la distribución y su redistribución. La reciprocidad encuentra su expansión en la palabra mborekua.
Reciprocidad: supone que alguien ofrece un don de un modo gratuito y con voluntad de agradar. Como don no exige un retorno equivalente y, por lo tanto, no es un trueque en el que se tenga que retribuir con valores equivalentes. El intercambio de dones no tiene fechas ni cantidades predeterminadas. La medida de la reciprocidad es no dejarse vencer su generosidad. La mejor expresión de la reciprocidad es precisamente el convite generoso y el jefe de una casa o de un tenta medirá su prestigio por su capacidad de convidar. Entre los tipos de convite está: apoyo moral, entrega de mujeres, participación en los trabajos a realizar, acompañamiento en sus empresas.

- Vestimenta cotidiana

Mujeres usan un vestido en forma de saco, el tiru, antes sólo se llevaba un pedazo de tela en la cadera. Se pintan la cara roja o sólo en las mejillas. También usan una flor en las mejillas y en el cabello.
Adornos: collares de turquesa, perlas de crisolita y de semillas negras. Cabella hasta los hombres, raya al medio y a veces recogido con una cinta en la nuca o sobre la cabeza.
Hombres: sólo una tela que protege los genitales. Usan sandalias.

Son personas limpias y aseadas. Las mujeres siempre se bañan todas las mañanas. [2]
[1] NORDENSKIÖLD, Erland. “La vida de los Indios”APCOB. Plural Editores. Primera Edición. Agosto 2002. Impreso en La Paz Bolivia. Página 174.


[2] NORDENSKIÖLD, Erland. “La vida de los Indios”APCOB. Plural Editores. Primera Edición. Agosto 2002. Impreso en La Paz Bolivia. Página 186.

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