La concepción chiriguana del teko[1] no es rígida ni estática sino flexible, mostrando la misma agilidad que tiene para moverse a lo largo y ancho de su territorio y fuera de él. Tiene cierta semejanza con el organismo vivo que, manteniéndose fundamentalmente el mismo, asimila a la vez que expulsa lo que ya no sirve, pero desarrollándose siempre dentro de un perfil de coherencia. Por eso ha logrado sobrevivir a pesar de tantas amenazas. Las vicisitudes históricas, con su acción erosionadota sobre la cultura chiriguana, y los actuales procesos de modernización, de efectos tanto o más demoledores, han transformado y en muchos casos barrido muchos elementos y expresiones específicas de esta cultura oprimida. Pero, en medio de cambios en las formas, las dimensiones esenciales de este teko o modo de ser siguen claramente visibles y conformas los grandes ligamentos de la actual identidad cultural chiriguana.[2]
Las raíces culturales de la identidad
Publicado por
Alejandra Meschwitz C
on martes, 23 de octubre de 2007
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